jueves, 4 de noviembre de 2010

Aportaciones sobre la neurosis histérica

Freud en el texto “Tratados sobre la histeria” relata la evolución de dos pacientes diagnosticadas de histeria (Anna O y Emmy Le Von) tratadas a partir del método catártico.  A partir de estas experiencias Freud poco a poco va mejorando el método de tratamiento psicoterapéutico hasta crear el método psicoanalítico propiamente dicho.  Una de las pacientes tratadas a partir de este método es Dora.
Freud considera que la histeria constituye un anclaje en el estado psicosexual fálico.  Afirma que al no haber llegado al estado de genitalidad, no hay conciencia del aparato sexual femenino por lo que puede sufrir cierto complejo de castración a la vez que puede sobrevalorar el pene, considerándose así al pene, como objeto predominante. Se entiende como tener falo, aquel que lo tiene todo.   Se podría afirmar que tiene un poder fálico como defensa de castración.  También se considera que hay una regresión oral canibalística que ha impedido el proceso.
Parece predominar un complejo de Edipo no resuelto.  No se produce una identificación con el padre ni con la padre, de esta manera el objeto sexual son ambos.  Por ello se considera que la paciente histérica sufre dificultades para renunciar a la bisexualidad primaria que le permite ser el objeto de la madre y del padre.
La sexualidad de las pacientes con neurosis histérica está muy erotizada, proviene del ello y se relaciona con la excitación.  Suelen haber manifestaciones de masturbaciones en la infancia que se pueden prolongar a la vida adulta.  A veces dichas mujeres pueden sufrir anorgasmia vaginal.  Hay mucha necesidad del otro y mucha seducción. Se mueven en la ambivalencia de la provocación y la castración en el otro, tienden a exhibir la sexualidad delante de los otros haciéndose ver, provocan rivalidad y celos entre las mujeres.  Suelen sentir la penetración como algo peligroso ya que en la relación sexual se evidencia que el pene lo tiene el otro. Hay una relación pasiva.  Como defensa aparece la represión del erotismo, por lo que tiene muchas inhibiciones en el comportamiento sexual.
Su socialización se tiñe de narcisismo, basándose en la necesidad que tienen de atención, les gusta ser el punto de admiración por parte de los demás.  Cuando esto no lo consiguen suelen perder el interés por las personas que los rodean.  La relación de pareja es poco cercana exigiendo amor omnipotente y siendo dependientes.  Se comunican intentando captar el deseo del otro para poder seducirlo.  Se presentan libres de de todo vicio, de tal manera que los malos son los otros.  Se observan ciertos rasgos melancólicos de tal manera que intentan librarse de la culpa y de la angustia logrando que un objeto externo cargue con ella, para después confirmar, así, su teoría de que son los otros los que están mal.  Aparece poca emoción verdadera (bella indiferencia) en sus relatos, siendo bastante superficiales y sugestionables, por lo que se considera que aparece una disociación defensiva. 
Meltzer y Klein expresan que esta superficialidad y necesidad de seducción puede llevar a una negación de la realidad psíquica.  Eric Brenman (1955) en el texto “La histeria” también coincide con estos autores expresando como el paciente histérico mutila su realidad viéndose aterrado por ella.  Se sostiene por sus defensas y por las relaciones de objeto defectuosas.  Niega la realidad psíquica por persuasión y por identificación proyectiva con un objeto total de la fantasía ideal (viven indirectamente a través de los demás).  Introyectan objetos dañinos de los que tienen que defenderse por lo que se considera que tiene un severo super yo.  No poseen una identidad verdadera, no pueden diferenciarse y les cuesta aceptar que tienen que aprender del otro.
Las ansiedades predominantes en los pacientes con neurosis histérica son las de castración y de catástrofe que las intentas paliar con defensas compensatorias de negación, escisión y proyección. Según Freud (1901) aparece un conflicto boyerístico en la percepción de la realidad de dichas pacientes generando unas defensas contra ellos denominadas somatizaciones motoras o sensitivas à Conversión histérica (lo psíquico se traslada al cuerpo). Suelen ser personas intromisiva, poco respetuosa y con necesidad de ver que hacen los otros.
Al analizar los antecedentes familiares de estas pacientes, se suele evidenciar a madres con rasgos histéricos.  Según Bion, el bebe está angustiado y la madre debe transformar esa angustia en calma.  Si la madre no lo consigue debido a que sufre de rasgos histéricos, el bebe siente que la angustia es catastrófica y la mama se muestra con excesiva seguridad y omnipotencia generando en el bebe una gran estimulación sensual y una seguridad aparente.  Aparece  una falta de límite.
Dentro del marco terapéutico Eric Brenman (1955) expone en “La histeria” ciertos aspectos a tener en cuenta:
- Dichos pacientes suelen poner a prueba al terapeuta justificando que ellos están bien y que el problema lo tienen los demás (idealización). Transmiten presión para que el terapeuta niegue el conflicto y le diga al paciente que está bien.
-Suelen querer “triunfar sobre el pecho”: que la terapia se adapte a sus necesidades para así sentirse queridos.  Espera que el psicólogo entregue amor, dedicación y adoración.
-Puede llegar a pensar que todo lo que el psicólogo le dice tiene como fin hacerle creer en una mentira (proyecta).
-Igual que sucede en la melancolía, se pretende que el terapeuta asuma la responsabilidad.
- Se considera que la neurosis histérica está muy en contacto con la depresión.  Hay que tener especial cuidado ya que si la defensa histérica se viene abajo y el paciente está muy en contacto con la depresión, éste puede tener más riesgo de cometer suicidio.  Reclama que velen por él.
-Muestran dependencia.

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