miércoles, 22 de diciembre de 2010

Resumen del artículo: E. Bick. La experiencia de la Piel en las Primeras Relaciones de Objeto.


Este artículo nos expone la relación existente entre la creación y la función de una primera piel del bebé y la dificultad en las integraciones y organizaciones de partes de la personalidad entre sí. La autora considera que la formación - piel defectuosa (segunda piel) se manifiesta en forma de estados de no-integración que afectan de forma total o parcial tanto a ciertas funciones corporales (no integración del cuerpo, postura y motilidad) como a las funciones mentales correspondientes (comunicación).

Para llevar a cabo esta comunicación primero E. Bick nos proporciona una exposición teórica sobre el fenómeno de la creación y función de la primera piel. A continuación aporta un material clínico que justifica este fenómeno, ilustrando las fluctuaciones en un estado primitivo entre los estados de no integración (entendidos como una experiencia de desamparo total) y la desintegración provocada por los procesos de clivellamiento (como operación defensiva activa). Todos ellos son ejemplos de formaciones de "segundas pieles".

Expone que, en la forma más primitiva de autosensorialitat, la piel funciona como un límite que mantiene unidas las partes de la personalidad, que por sí solas estarían privadas de fuerza para la religarse entre sí. De esta manera las partes de la personalidad actúan como pasivas. Siguiendo la teoría de M. Klein, si el proceso de introyección de las funciones del objeto no está bien definido es difícil la aparición de un espacio dentro del self. Por tanto, la identificación proyectiva y las confusiones de identidad que conlleva se pondrán de manifiesto.

Para que se pueda dar este proceso, inicialmente la función interna de contener el self depende de la introyección de un objeto externo que se pueda percibir como capaz de cumplir la función. Una vez que esta percepción se enraíza permite una identificación con esta función del objeto, dando lugar a una diferenciación entre el espacio interno y externo. Entonces la actuación del clivellamiento y la idealización primitivas del self y del objeto quedan bien definidas. Tal y como afirma M. Klein, permiten el contención de self y objeto por parte de sus respectivas "pieles".

Considera que en el estado infantil de no integración la necesidad de un objeto continente conduce a una búsqueda constante de un objeto que pueda hacer sentir que podrá mantener ligadas las partes de la personalidad, aunque sólo sea por un momento. Este objeto puede oscilar desde una luz, una voz o un aroma ... hasta el pezón de la madre (considerado el objeto óptimo) con la relación que se genera de esta experiencia (madre que sostiene, que habla y que desprende olor familiar).

A este objeto contenedor se lo experimenta como una piel. La perturbación de la función primaria de la piel puede conducir a desarrollar la formación de una "segunda piel" y a través de ésta se reemplaza la dependencia del objeto por una pseudoindependencia a partir del uso inapropiado de ciertas funciones mentales o talentos innatos como sustitutos de la función contenedora de la piel.

Por tanto, el desarrollo defectuoso de esta piel primaria es consecuencia o bien de ciertas fallas de la adecuación del objeto real, o bien de ataques fantaseados contra, que afectan negativamente a la introyección.

Por otra parte, la autora considera que en el psicoanálisis se puede estudiar este fenómeno del período de lactancia en la transferencia debido a la tendencia a producir estados transitorios de no integración que originan dificultades en la diferenciación self-objeto y en la dependencia y la dificultad en la separación consecuentes. Parece que se puede resolver analizando profundamente la dependencia primaria respecto del objeto materno que refuerza la fragilidad subyacente, considerando la técnica como aspecto continente de la situación (setting).

Observación de bebés: Alice
Tras un año de observación de una madre joven e inmadura con su primer bebé se observa la formación de un tipo muscular de autocontención ("segunda piel") en lugar de un contenedor de piel apropiado.
Durante las primeras doce semanas la madre iba tolerando mejor la intimidad con el bebé a la vez que tenía menos necesidad de estimularlo para que manifestase su vitalidad.
A raíz de este proceso se fue observando una disminución de los estados de no integración de la niña (temblores, estornudos y movimientos incordiados).
A partir de una mudanza de casa, de una enfermedad del padre y de la reincorporación de la madre al trabajo, la capacidad contenedora de la madre disminuyó y la llevó a distanciarse del bebé (le daba el pecho viendo la televisión o en las oscuras sin cogerla en brazos). Parece que esta perturbación hizo desembocar en una serie de dificultades somáticas en el bebé y en un incremento de los estados de no integración. Todo ello empujó a la niña a una pseudoindependencia (forzarla a utilizar el orinal, introducirle el andador, negándose a responder a los llantos de la niña durante las noches). Asimismo la madre retornó a la tendencia anterior de estimular respuestas agresivas en la niña, respuestas que ella provocaba y admiraba.
A los seis meses y medio la niña mostraba una conducta hiperactiva y agresiva. Su madre parece que comentaba que era como "un boxeador" debido a la costumbre que tenía de golpear con los puños en la cara de la gente.

Análisis de una niña esquizofrénica: Mary
A partir del análisis de esta paciente desde los tres años y medio se ha podido reconstruir los estados mentales reflejados en su historia que la han abocado, en parte, a las siguientes dificultades infantiles. El nacimiento de Mary fue difícil y se aferraba precozmente al pecho aunque mamaba con poco empuje. En la tercera semana se introdujo un suplemento del biberón, siguiendo con el pecho hasta los 11 meses. A los cuatro meses sufrió un eczema infantil que se rascaba hasta sangrar. Toleraba mal tener que esperarse entre succiones del pecho y se arrapaba con fuerza a la madre. El desarrollo fue retrasado y atípico en las diversas áreas del desarrollo.
Dentro del marco analítico también se transfería su dificultad hacia la separación p.ej después de la primera interrupción por vacaciones, rompía todos los materiales que se le ofrecían. Se podía observar su total dependencia del contacto más inmediato a través de los estados de no-integración de la postura y de la movilidad ya través del pensamiento y de la comunicación. Estas manifestaciones eran más persistentes tanto al inicio de las sesiones como al final aunque mejoraban durante la sesión. Más adelante ella expresó que parecía "un saco de patatas". El saco representaba la piel del objeto que contenía partes de ella misma, las patatas (identificación proyectiva). Parece que a partir del análisis se consiguió una mejor actitud corporal así como una disminución de la dependencia pero se consiguió más por la formación de una segunda piel basada en su muscularidad que por la identificación con un objeto continente .

Análisis de un paciente adulto neurótico
En este análisis se observa la alternancia de dos tipos de experiencia del self en relación con la calidad de contacto en la transferencia y la experiencia de la separación. Ambos estados estaban relacionados con una organización de "segunda piel" dominada por la identificación proyectiva y ambos tenían que ver con un período de la lactancia. Un estado era el llamado "saco de manzanas" y se caracterizaba porque el paciente se mostraba susceptible, vanidoso y necesitaba atención y halagos constantes sintiéndose fácilmente herido y esperando todo el tiempo una catástrofe. El otro estado era el llamado "hipopótamo" en el que el paciente era agresivo, tiránico, hiriente e inflexible. Tanto en la piel "hipopótamo" como en la "saco" el paciente existía pero las manzanas dentro del saco representaban sus partes del self más fáciles de dañar.

Análisis de una niña: Jill
En este análisis de una niña de cinco años que había mostrado estados de anorexia en los primeros períodos de lactancia, se hace patente y se manifiesta su dificultad en torno al contenedor-piel. En la primera interrupción por vacaciones del análisis, le pedía a la madre que le tirase fuerte la ropa entorno al cuerpo y que le atara fuerte los zapatos. Más tarde surgió una intensa ansiedad y una gran necesidad de diferenciarse de los juguetes y de las niñas, diciéndoles: "Los juguetes no son como yo, porque se hacen a trozos y ya no se curan. No tienen piel. Nosotros tenemos piel! ".

1 comentario:

  1. Al desarrollar el resumen del tema de la experiencia de la piel en las primeras relaciones de objeto he pensado en la importancia de tenerlo presente en unas de las patologías que resulta estar muy de moda en los últimos años. El caso que se ha presentado de Alice me hace pensar en la tendencia a etiquetar con el diagnóstico de TDAH. La importancia de haber tenido una buena introyección de los primeros objetos que puedan sostener suficiente en un futuro y eviten la formaciones de "segundas pieles" puede ser un factor a tener en cuenta para evitar etiquetas diagnósticas.
    Por otro lado este fenómeno también me hace pensar en que puede tener cierta relación con el desarrollo de una adecuada psicomotricidad y en una adecuada adquisición de aprendizajes consecuentes. Es decir, para establecer una buena base psicomotriz es necesario percibir adecuadamente nuestro cuerpo y saber percibir las partes que lo configuran. Pienso que es importante para que este proceso se desarrolle adecuadamente haber conseguido tener una "primera piel".

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