miércoles, 29 de agosto de 2012

Resumen Capítulo VI. Experiencias en grupo. W.R. Bion


El pequeño grupo terapéutico y las vicisitudes de la interpretación.
La interpretación
Parece imposible lograr precisión por medio de la interpretación; no parece que exista razón suficiente para suponer que alcanza su finalidad. Si se interpreta a nivel individual, el fracaso reside en que está influenciado por el SbD (en el cual el grupo se compone de pacientes que dependen del médico).  El liderazgo del terapeuta dentro del grupo varía al verse éste como una persona en apuros más que como un terapeuta que aclara la realidad externa netamente percibida. Al interpretar los aspectos de contribución individual lleva al grupo a refugiarse en puerilidades y finalmente en el silencio.  Si interpreta a nivel grupal el grupo se vuelve resistente.
Diferencia entre cooperación y valencia
Cooperación: trabajo consciente o inconsciente con el grupo dentro del plano tratamiento.
Valencia: Disposición del individuo para combinarse con el grupo al hacer y actuar de manera espontánea e instintiva de acuerdo con los principios básicos (estados que apenas podrían llamarse mentales). Si la capacidad para combinarse es grande se considera valencia elevada y si es pequeña valencia baja.
Dilemas
Si se interpretan ciertos dilemas como el sentimiento de culpa como expresión de desaprobación, poco a poco el grupo se muestra menos bloqueado y participa más activamente dentro del grupo. 
Ej. Demostración de que no existe ninguna posibilidad de que el individuo no haga nada en un grupo, ni siquiera cuando no hace nada.  Se llega a la conclusión que todos los miembros del grupo son responsables del comportamiento mismo.
El Dual del SbD
Aparece una estrecha conexión en el SbD entre liderazgo del grupo y el miembro psiquiátricamente más perturbado. El grupo se empeña en sostener, calmar, suavizar, halagar y mostrarse deferente con el más enfermo de sus miembros, que suele ser el líder.
Ej. Grupo religioso donde el SbD es activo y vital. El líder no es una persona concreta para evitar por ejemplo la elección por medios “inconstitucionales” como la votación. Dicho funcionamiento genera ansiedad, no sólo el peligro inherente a un liderazgo incompetente (que no siempre se da).
El aspecto del SbD se presenta cuando los individuos consideran al terapeuta como una persona con la que cada uno tiene una relación exclusiva. Consideran que el terapeuta resuelve todos los problemas de los individuos y tiene un especial interés en el bienestar individual. Por ello pueden vivir las interpretaciones hechas por mí o por otros (como supuestas autoridades y que merecen mayor consideración).
La dualidad se resume en: yo no nutro ni protejo al grupo, en consecuencia éste debe nutrirme y protegerme a mí.
Eje. El pueblo se sacrifica en pro de un individuo.  El enfrentarse con un SbD absorbe energías del grupo, ya que estas energías podrían haber sido dedicadas a las realidades externas de la seguridad del grupo.
Dentro del SbD es tan necesario contar con alguien que dependa como con alguien de quien depender.
Proceso del líder
Elección – trato deferente y de alabanza – observación sobre si el terapeuta siente celos – liderazgo bien establecido – surgen dificultades – el grupo vuelve al terapeuta por miedo a una dictadura.
Oscilación emocional en un grupo
El líder y el psiquiatra terapeuta están corporizados en la misma persona. Al mismo tiempo que el grupo reconoce que el líder elegido se halla seriamente perturbado, el grupo está obligado a creer que es el líder del cual se puede depender. La distancia que separa estas dos creencias es grande. El resultado es que el grupo ya no puede dominar la situación emocional y se extiende con explosiva violencia a otros grupos. El grupo se ve imposibilitado de contener sus emociones.
Es necesario que el terapeuta encuentre interpretaciones que den al grupo insight de lo que sucede vinculando el SbD con el tratamiento.

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